Viaje al Sur (2 de 2)
Aunque he hecho mucha pereza entre un post y otro, acabo con esta miniserie, para relatar el viaje que hice a mediados de Octubre a Andalucía.
Después de mucho trotar por Granada visitamos Córdoba, hospedándonos en el hostal Góngora, justo al lado de la casa en la que murió el poeta y dramaturgo. El sitio era muy céntrico y estaba cuidado, pero tenía un gran fallo: la ausencia de una buena insonorización. No soy especialmente maniático con el tema de los ruidos en los hoteles, pero allí oías a gente de otras plantas toser (por no decir otras cosas).
Nada más llegar nos dimos un paseo por las calles del centro, haciéndonos con las consabidas instrucciones en el punto de información turística. El paseo fue agradable descubriendo a medida que avanzaba la noche, los rincones de la ciudad califal. Sus iglesias, plazas y calles encaladas nos encantaron. Lo mejor, que parecían surgir de la nada... de cada esquina y rincón.
La cena muy digna de mención en una terraza de la Plaza de las Correderas, El Sótano. El camarero nos trató muy bien, incluso después de pedirle una cerveza Alhambra, en vez de la que estabamos tomando (que ya era una Alhambra).
El día siguiente lo dedicamos a visitar el complejo de Medina Azahara (Madinat al-Zahara), que está a unos 7 km del centro de la ciudad. Es una visita agradable, pero da la sensación de que no quedan demasiados restos arqueológicos originales. Está muy bien ver que hay gente permanentemente trabajando en el estudio arqueológico y la reconstrucción, aunque es una tarea ardua y parece no tener fin por la riqueza de los yacimientos.
Dejamos para el final, la obligada visita al barrio judío y a la catedral, quizá lo más explotado turísticamente. Un rincón que me encantó fué el del Zoco municipal, junto a la Sinagoga. Un entramado de patios y pasadizos en los que hay ubicados diferentes comercios.
La Catedral en su conjunto impresiona bastante, aunque mi sensación general fue de que los cristianos estropeamos en cierto modo una construcción sublime. Interesante la opción de alquilar un audioguía para guiarte por todas las capillas interiores y por el coro, con su impresionante sillería de madera de caoba.
Casi con las últimas fuerzas pudimos visitar los baños árabes, que nos costó encontrar, pero que no dejaban de ser curiosos. También nos dió para hacer una visita el alcázar de los Reyes Cristianos, con sus impresionantes torres, alcazaba y jardines.
...Y no nos dió para mucho más. En general la ciudad de Granada nos pareció más bonita, con una mejor infraestructura turística y con una oferta gastronómica nada despreciable. Eso sí, también merece la pena descubrir los encantos de Córdoba, aunque quizá resulte más agobiante para el turista de a pie.
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