22 agosto 2006

Vuelta a casa

Tras unas esperadas y algo caóticas (en su preparación) vacaciones, heme aquí. De vuelta a casa con los días contados para la vuelta al curro. En fin, todo acaba y para que empiecen las siguientes, deben acabar estas, frase que he escuchado en la ultima etapa de mis vacaciones.

Dejé de trabajar el día 31 de julio, sin tener demasiado claro para donde íbamos a tirar. Al final nos decidimos por empezar la primera fase en Segovia, para descansar y mirar con claridad las diferentes opciones. A los pocos días de estar allí tuve que volver a Madrid algunas horas para conocer a Adriana, mi nueva sobrina (y ya van 4). En esta fase además he de destacar que descubrí cuantas horas puede dormir el ser humano. Otro hallazgo interesante fué el restaurante Narizotas, en Segovia. Destacable tanto por la relación calidad/precio como por lo diferente de su menú. El Club de Fans y yo pedimos unas "manos izquierdas", una especie de menú degustación por sorpresa (¿lo que tengan en ese momento?) capaz de saciar a l@s más tragones.

La siguiente semana pudimos volver a catar las aguas del Mediterráneo en Torrevieja. Hacía ya unos años que no íbamos por allí, pero hay cosas que no cambian. Había muchísima gente, cada vez más heladerías Sirvent en el paseo y la maravillosa tienda deportiva Puma. Lo que sí ha cambiado es la manera de llegar o salir. A la vuelta probamos la nueva autopista de peaje (A-68) de La Roda hasta Ocaña, altamente aconsejable y aburrida y donde además hacen descuento si van más de dos personas en el coche (gracias Vicky).

Tras estas dos semanas el Club de Fans tuvo que reincorporarse al trabajo, por lo que (tras pedir las oportunas autorizaciónes) decidí gastar casi mis ultimos cartuchos en aceptar la oferta del amigo Eugenio y conocer las Rías Altas junto con Toño y Gonzalo.

Dicen las malas lenguas que en Galicia siempre llueve y que cuando llegas allí los gallegos siempre dicen aquello de "Vaya, pues ha sido llegar vosotros y empezar a llover". Lo cierto es que es la segunda vez que estoy allí y la segunda que llueve. Bueno, al menos le queda a uno el consuelo de que la lluvia era especialmente necesaria esta vez.

Allí hemos disfrutado de maravillosos paisajes, pueblos con mucho encanto y nos hemos deleitado con las exquisiteces locales. De estas últimas destacar: el Marraxo en el bar El Kilowatio, de Cedeira, las raciones de pulpo, raxo, los calamares y chipirones de la Ría y el cocido gallego que nos prepararon los padres de nuestro guía local. Paisajes destacables: las Fragas do Eume, Los acantilados junto a San Andrés de Teixido y los pueblos de Sada, Perbes, Redes, Ares, Pontedeume y las ciudades de Betanzos y A Coruña. Ahh, también vimos a Manuel Fraga Iribarne, con sus andares característicos, entrando a su casa. ¿Quien dijo que Dinópolis estaba en Teruel ;-) ?.

Al final las vacaciones han salido redondas, sin haberlas planificado demasiado. Aún me queda la última etapa, en la que iremos a Tenerife, aunque para eso habré de lidiar con crackers, rootkits y demás en el curro.. pero eso es otra historia.

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